Construyendo experiencias inclusivas en la infancia y la adolescencia

Rafael Mendía

Pedagogo

ZERBIKAS Fundazioa

 

Construyendo experiencias inclusivas en la infancia y la adolescencia

En los prolegómenos del siglo XXI la UNESCO lanzó un informe sobre la educación para el siglo XXI dirigido por Jacques Delors,[1] que dio nombre al documento, y se difundió con el título “La educación encierra un tesoro”.

Uno de los pilares básicos sobre los que debe cimentarse la educación es “aprender a vivir juntos”, para participar y cooperar con las demás personas en todas las actividades humanas. Sin embargo, siendo uno de los pilares básicos en el ámbito educativo, dominado éste por la insistencia en el conocimiento teórico, no se ha acabado de saber muy bien cómo desarrollar esta dimensión básica de la educación.

Para trabajar este “aprender a vivir juntos” parecería adecuado trabajar en dos direcciones confluyentes a lo largo de toda la vida de la persona: por un lado, el descubrimiento gradual de la otra persona, y por otro, la participación en proyectos comunes como método eficaz para evitar o resolver los conflictos latentes.

No ha sido esta la única iniciativa institucional para orientar la Educación en una línea que permita a las personas aprender a vivir partiendo de la convivencia basada en el reconocimiento de la otra persona, en el encuentro con el otro “yo” sea cual sea su condición, su cultura, su orientación sexual, su origen o su religión…

En la Recomendación del Parlamento Europeo[2] y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, las Competencias sociales y cívicas incluyen las personales, interpersonales e interculturales y recogen todas las formas de comportamiento que preparan a las personas para participar de una manera eficaz y constructiva en la vida social y profesional.

Los elementos fundamentales de esta competencia incluyen la capacidad de comunicarse de una manera constructiva en distintos entornos, mostrar tolerancia, expresar y comprender puntos de vista diferentes, negociar sabiendo inspirar confianza, y sentir empatía. Las personas deben ser capaces de gestionar el estrés y la frustración y de expresarlos de una manera constructiva.

Esta competencia se basa en una actitud de colaboración, en la seguridad en uno mismo y en la integridad. Las personas deben interesarse por la diversidad de valores y el respeto a los demás, así como estar dispuestas a superar los prejuicios y a comprometerse.

Hay que señalar que muchos de los aspectos recogidos en las Competencias Básicas, sobre todo en las dimensiones personales y sociales, ya las había recogido la Organización Mundial de la Salud[3] (OMS) en 1999, que define las habilidades para la vida o competencias psicosociales como “la habilidad de una persona para enfrentarse exitosamente a las exigencias y desafíos de la vida diaria”.[4]

Este enfoque general para la vida de nuestra infancia y juventud surge del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo y, por lo tanto, no se trata de que se trabaje exclusivamente en el ámbito de la escuela sino se extiende su intervención tanto en la familia como en el tiempo libre educativo y otras iniciativas de la educación no formal, incidiendo en distintos ámbitos de actuación como pueden ser:

  • Desarrollo de la autonomía personal y la inclusión social
  • Promoción de comportamientos prosociales
  • Fomento de la igualdad entre hombres y mujeres
  • Educación afectivo-sexual
  • Solución negociada de conflictos de convivencia
  • Abuso de drogas
  • Afrontamiento de situaciones de violencia …

 

Claves para una construcción de ciudadanía de nuevo cuño

Una vez sentadas las bases para el trabajo educativo, para la construcción de una nueva ciudadanía, que desarrolle nuevas habilidades, destrezas y valores se trata de identificar cuáles son las claves de actuación socioeducativa.

El profesor José Antonio Marina[5] plantea su preocupación por restaurar el compromiso social en nuestra ciudadanía y, en especial, en la infancia y adolescencia, para lo que señala como importante fomentar la inteligencia comunitaria, desarrollar la educación cívica y promover el aprendizaje de la convivencia.

Se trata de reconocer las claves para trabajar en el desarrollo de la inteligencia social. Por un lado a través de la educación emocional (la compasión, el respeto y la indignación ante la injusticia); por otro, y simultáneamente, por la educación en valores basada en la experiencia y en la reflexión sobre la experiencia; y, por último, el desarrollo de las fortalezas humanas, como hábitos psicológicos dirigidos a la realización de valores.

Sin embargo es importante señalar que las fortalezas humanas solo se adquieren mediante la acción y por la reflexión en la acción. Es importante que nuestros chicos y chicas adquieran los valores éticos ejerciéndolos, que sientan sus responsabilidades, la densidad de las relaciones humanas y su capacidad de enfrentarse con los problemas.

Descubrir a la otra persona y ponerse en su lugar para comprender, compartir y colaborar: trabajar la empatía[6]

Al principio de nuestro trabajo señalábamos que eran necesarias dos líneas de acción: una de ellas era el descubrimiento gradual de la otra persona.

La empatía es la habilidad que nos recuerda que las personas estamos hechas de la misma sustancia: de materia humana, de fibras emocionales, de ganas de vivir, amar y ser amadas. Es decir, la capacidad para sentir, comprender y cuidar la vida de otros seres, sin importar si son de mi raza, sexo, partido, fe, país, condición social u orientación sexual.

Lo que se busca al desarrollar la empatía es ser capaces de acompañar en su expresión a las otras personas; reconocerles su derecho a existir, sentir y pensar de la forma en que lo hacen; comprender que cada sentimiento y pensamiento humano es reflejo de una experiencia vital distinta, que requiere expresarse para madurar y que puede ser similar o no al propio. Esta tarea implica el debilitamiento de los prejuicios propios para escuchar sin censura. Invita a tender un puente entre mi orilla y la de la otra persona para aproximarse, para conectar.

Cuando la empatía evoluciona, se convierte en acción, sobre todo si se acompaña de valores como justicia, equidad y derechos.

Desarrollar proyectos colaborativos útiles a la comunidad

La segunda línea de trabajo que señalábamos nos hablaba de la participación en proyectos comunes como método eficaz para evitar o resolver los conflictos latentes.

Se propone a los grupos de niños, niñas y adolescentes desarrollar acciones en las que tienen que poner todo su empeño y su ilusión, situar a todos los miembros del grupo en plan de igualdad, aceptar la colaboración de todos según sus posibilidades, sus capacidades, sus habilidades, para construir un proyecto común en beneficio de la comunidad.

En un proyecto común cada cual pone en contribución todo su ser, se liman las diferencias, se profundiza en la relación interpersonal, se descubre que la otra persona, sea cual sea su situación personal, es valiosa, tiene valores, capacidades y problemas igual que yo.

Cuando se llega a la culminación del proceso, del proyecto, se ha producido un acercamiento vital, un reconocimiento de la otra persona, un sentimiento de grupo y de pertenencia, un empoderamiento de las distintas personas que conforman el grupo y del grupo como colectivo.

Esta forma de trabajar, esta propuesta educativa se denomina “Aprendizaje-Servicio”[7]

El APRENDIZAJE SERVICIO es una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado, en el que quienes participan se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo. (Centre Promotor d’Aprenentatge Servei. Catalunya)

Mediante una metodología de proyectos, donde se aúnan los aprendizajes y el servicio a la comunidad, el Aprendizaje-Servicio propone desarrollar procesos de acción-reflexión desde una perspectiva integrada, que permita construir y consolidar valores, estableciendo redes de conocimiento y solidaridad entre la infancia y juventud en el proceso educativo y entre los distintos actores de la sociedad.

El Aprendizaje y Servicio promueve el desarrollo de componentes educativos clave para la vida de un grupo: conocimientos, destrezas, valores, empoderamiento y desarrollo de la autoestima.

Construir espacios “acompañados” educativamente en la infancia y adolescencia.

Distintas entidades administrativas, en las últimas décadas, han promovido equipamientos de diverso tipo destinados básicamente a la adolescencia. (casas de juventud, gaztelekus, aula-joven etc.). También han promovido iniciativas de ocio al aire libre (salidas, excursiones, pistas deportivas…). Pocos han promovido iniciativas destinadas a la infancia pensando que ésta ya estaba atendida en la escuela y en las actividades extraescolares o que sus familias se ocupaban de ello.

En estos espacios ha prevalecido la propuestas de actividades de diversa índole pero no se ha dado la importancia necesaria al acompañamiento educativo, siendo éste clave para el crecimiento personal y grupal.

Nuestra infancia y adolescencia precisan de personas adultas que, sin invadir los espacios de decisión propios, realicen una función estimuladora de nuevas propuestas, de instancia crítica a las iniciativas de los grupos, para mejorarlas desde el punto de vista del desarrollo de las personas.

Posiblemente se necesite también la presencia de educadores y educadoras que trabajen a pie de calle en los espacios naturales de presencia de los y las adolescentes, en los espacios deportivos etc.

Seguramente es necesario redescubrir la importancia del acompañamiento educativo que haga posible superar tensiones, superar barreras, prevenir conflictos, facilitar la acogida.

El o la acompañante educativo, es una persona adulta que, poniendo en contribución sus aptitudes, habilidades y actitudes, ejerce la función de estar junto a los grupos de infancia y adolescencia en el proceso de construcción de una experiencia valiosa, aportándoles una presencia cercana, crítica constructiva, su trayectoria y vivencias personales, su palabra animosa y su empatía.

En este proceso se educa a través de la calidad de la relación, transmitiendo interés, entusiasmo y motivación en torno al proyecto compartido; participando en la creación de experiencias, conviviendo y comunicándose en un ambiente de respeto y libertad.

Construir espacios inclusivos

Podemos considerar espacios inclusivos aquellos en los que es posible una igualdad en la relación entre personas, se facilita la pertenencia, se facilita la comunicación entre culturas, entre capacidades, entre orientaciones sexuales distintas, basados en la aceptación, el conocimiento y la comunicación para construir proyectos colectivos de convivencia.

Una de las características de estos espacios inclusivos es que tratan de identificar y derribar las barreras que les impiden el acercamiento personal, la comprensión mutua, la comunicación, la participación sin que las condiciones personales impidan vivir, construir y crecer juntos.

La relación humana en estos espacios se basa en el reconocimiento de la otra persona como persona valiosa que es capaz de aportar sus valores, sus intereses, su cultura, sus sensibilidades etc.

Estamos hablando de personas de otra etnia, personas inmigrantes, refugiadas, personas con capacidades distintas, personas con distinta orientación sexual, etc.

La construcción de espacios inclusivos puede desarrollarse en equipamientos colectivos, en espacios públicos, en espacios sociales, culturales, recreativos, laborales…

Algunas de las barreras sociales que nos impiden acercarnos unas personas a otras, unas etnias a otras, unas culturas a otras -personas con distinta orientación sexual presentan la dificultad añadida de ser invisibles-, son aquellas que tienen que ver con el discurso social dominante que en cada época y contexto se tiene de las personas y los colectivos diversos, y que ahonda su situación de incomprensión y aislamiento o guetización .

Estas barreras invisibles se conforman a través del conjunto de opiniones, valoraciones y pensamientos en el que, de forma más o menos consciente, basamos nuestra percepción de las demás personas y nuestras conductas hacía ellas, y que acaban conformando prejuicios y estereotipos que construyen nuestro sistema de creencias y que carecen de datos fehacientes.

A veces el acercamiento no es fácil porque las barreras prejuiciosas pesan demasiado. La tarea de las educadoras o educadores acompañantes, a través de distintas estrategias, puede contribuir a derribar las barreras que separan a las personas y los grupos de personas.

Es importante conocer para comprender; comprender para compartir; compartir para convivir.

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[1] 1 Delors, J. (1996.): “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, Madrid, España: Santillana/UNES- CO. pp. 91-103.

2 Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente. Diario Oficial de la Unión Europea L394.

[2]

[3] Organización Mundial de la Salud. Guidelines: Life Skills Education Curricula for Schools. Ginebra, Suiza. 1999.
Organización Mundial de la Salud. División de Salud Mental. Life Skills Education in Schools. Ginebra, Suiza. 1993.

[4] Mantilla, L. Y Chahin, I.D. Habilidades para la vida: Manual para aprenderlas y enseñarlas. EDEX.Bilbao. 2006.

[5] Marina, J.A. (2013) :”Prólogo. Aprendizaje- Servicio” en Roser Batlle , El Aprendizaje-Servicio en España: el contagio de una revolución pedagógica necesaria. (pp 5-10) Madrid. Editorial PPC.

[6] Gladys Herrera Patiño Iván Darío Chahín Pinzón (2012). Empatía. Guía de entrenamiento. EDEX. Bilbao.

[7] PUIG, J.M. Y OTROS (2015). 11 Ideas Clave ¿Cómo realizar un proyecto de Aprendizaje-Servicio? Barcelona. Graó

(Fuente: ERABEREAN: RED PARA LA IGUALDAD DE TRATO Y NO DISCRIMINACIÓN. Informe 2016 de actividad de la red)