La ayuda del centro San Viator permitirá al Museo Minero acondicionar una nueva zona

  • Haizea Uribelarrea, Jagoba y Koldo Gamboa posan junto al antiguo torno que han devuelto a la vida. / S. Llamas

    La restauración de equipos antiguos que llevan a cabo los alumnos del instituto de Sopuerta permitirá visitar un área con máquinas en marcha

El bisabuelo de Jagoba, Ubaldo, forma parte del Museo Minero. Una fotografía de los años 40 le recoge subido a una vagoneta de mineral, accionando con el pie la galga que servía para frenar. Ahora, un pedazo del joven, de 17 años, vecino de La Arboleda y estudiante de mecánica del automóvil, también se ha quedado en este recurso cultural de Abanto. El chico ha participado junto a sus compañeros de clase en la restauración de distintas piezas que se encontraban demasiado deterioradas como para ser expuestas, gracias a un acuerdo de colaboración entre el museo y el centro diocesano de formación San Viator, en Sopuerta.

El programa, que hace un par de semanas realizó la primera entrega de objetos recuperados, servirá para poner en valor una zona del museo donde se almacena maquinaria y que actualmente sólo se puede recorrer junto a los guías. «A este espacio le conocemos como el de la tejavana –porque está cubierto– o el de la fragua», explica la directora del Museo Minero, Haizea Uribelarrea. La fragua propiamente dicha perteneció a la Franco-Belga y fue donada precisamente por San Viator. Actualmente preside el patio que el centro cultural quiere poner en valor. Allí se almacenan multitud de equipos que se encuentran muy deteriorados. Entre ellos destaca un antiguo torno de repujado que después de muchas décadas vuelve a funcionar gracias a un viejo motor eléctrico. Y es que los conocimientos que aportan los estudiantes y profesores del instituto de Sopuerta no sólo les devuelven el aspecto de antaño. También la vida.

Ahora, los alumnos que han participado en esta primera fase comenzarán sus prácticas en empresas. Mientras que el coordinador del programa y responsable del departamento de automoción, Koldo Gamboa, busca nuevos retos para una segunda remesa. Al museo, por ejemplo, le gustaría recuperar un lavadero de mineral y tenerlo en funcionamiento para 2018.

Criterios de actuación

Ya hay mucho trabajo avanzado. «Lo importante es que se han establecido criterios de actuación. Ya tenemos documentado cómo se ha hecho», destaca Gamboa. Entre las decisiones adoptadas, se ha apostado por usar una pintura de agua y no las propias de la época, ya que por su contenido en plomo resultarían contaminantes y peligrosas. Por otro lado, se busca siempre el color más parecido al original.

«Para nosotros el objetivo que perseguíamos ya se ha conseguido», celebra Gamboa, quien asegura que estaría satisfecho si el programa lograba motivar a los alumnos. En el caso de Jagoba es evidente: el joven ha decidido inscribirse como voluntario del museo.

 

(Fuente: SERGIO LLAMAS | ABANTO. EL CORREO. Margen Izquierda. 9/5/2017)